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Urología y Pediatría Oncológica

$60.000

1ª Edición Agosto 2017
Español
Tapa dura
210 pags
1418 gr
24 x 32 x 2 cm
ISBN 9789585426078
Editorial AMOLCA

Disponibilidad: 2 disponibles

En los últimos 20 años, se verificó un aumento significativo de la sobrevida del ser humano. El hombre ha vivido más y con una calidad de vida mejor, aunque trajo consigo, también, el aumento de las enfermedades crónico-degenerativas, entre ellas el cáncer.
La necesidad de conocimiento de esta enfermedad multifactorial, de sus aspectos epidemiológicos, pasando por la preservación y en especial, los tratamientos, sean ellos, quirúrgicos, clínicos y radioterapéuticos, nos llevan a creer que la enseñanza médica de la Cancerología necesita ser más valorada.
Prólogo
Con gran satisfacción presento los capítulos de la Sección de Urología. La iniciativa de la AERINCA a través de este libro nos permite divulgar nuestra experiencia con investigación y tratamiento del cáncer urológico adquirida a lo largo de los años.
Quiero, primeramente, agradecer a la Dra. Euridice Maria de Almeida Figueiredo, presidente de la AERINCA, a los Dres. Mauro Monteiro Correia y Sérgio Alexandre Almeida Reis, coordinadores y al Dr. Alexandre Ferreira Oliveira, editor del proyecto, por la oportunidad que nos fue ofrecida.
La Urología Oncológica abarca 12 capítulos, en las diversas patologías, dando énfasis tanto al abordaje clínico como a los aspectos moleculares de los tumores. Para tan ardua tarea, conté, en la parte clínica, con la colaboración de los colegas del Instituto Nacional del Cáncer, del Hospital Mário Kröeff, del Instituto de Postgrado Médico Carlos Chagas y del Hospital Souza Aguiar. Con ayuda de los autores, a los cuales agradezco, fue posible la complementación de la parte clínica. En relación a la videolaparoscopia, recibimmos la colaboración del Dr. Marcos Tobias-Machado, profesor de la Universidad del ABC, São Paulo, un amigo con una mente innovadora, siempre pronto a desarrollar nuevas técnicas menos invasivas para tratar a los pacientes.
Para coordinar la parte de la investigación básica, invité a la Dra. Gilda Alves, del Laboratorio de Genética Aplicada, Servicio de Hematología del Instituto Nacional del Cáncer, quien tuvo también la colaboración de otros colegas del equipo, de investigadores y de doctores: Maria Helena Ornellas, Paulo Ornellas, Ana Sheila Cypriano, Vanessa Sandim y Mariana Chantre.
Espero que nuestro trabajo sea útil para aquellos que luchan con la práctica clínica en el tratamiento del cáncer urológico, como para aquellos que forman el puente entre la investigación clínica y la básica, y que induzcan a los colegas más nuevos a publicar sus artículos y experiencias de la vida académica.
Cuando tuviesen la necesidad para seguir sus ideas, piensen en la frase de Nietzsche: “El idealista es incorregible: si es expulsado fuera de su cielo, hace un ideal de su infierno”.
Antonio Augusto Ornellas
Jefe del Servicio de Urología del Hospital Mario Kröeff
En las últimas cinco décadas, hubo un importante progreso en el tratamiento del cáncer infantojuvenil.
Actualmente, cerca de 85% de los niños y adolescentes afectados por la enfermedad en países desarrollados pueden ser curados, si el cáncer fuese diagnosticado precozmente y los pacientes tratados en centros especializados.
El cáncer infantojuvenil representa un problema de salud pública en Brasil, dado que en 2012 las estimaciones fueron de 11.530 nuevos casos de cáncer en niños y adolescentes hasta los 19 años. Excluyendo causas externas, el grupo de las neoplasias representa la principal causa de muerte por enfermedad entre 5 y 18 años.
El cáncer en este grupo etario presenta particularidades que lo diferencian de la enfermedad en el adulto, sea en los tipos de tumores más frecuentes, en la biología de la enfermedad, o en los aspectos psicológicos y del desarrollo del organismo del niño y de los adolescentes en las diferentes edades. A pesar de la relativa baja incidencia en relación a los tumores de adultos, el cáncer tiene gran importancia como enfermedad, pues la posibilidad de curación es grande, así como los años de vida ganados venciendo la enfermedad.
El diagnóstico precoz y la referencia para tratamiento en centros especializados son fundamentales para la obtención de la curación con calidad de vida. Sin embargo, aún hoy, un gran número de niños con cáncer llega a los centros de tratamiento con la enfermedad en estado avanzado. Estos pacientes muchas veces ya perdieron la posibilidad de curación, incluso utilizando toda la tecnología disponible en la actualidad.
El diagnóstico realizado en fases iniciales permite un tratamiento menos intenso, cuando la carga de la enfermedad es menor, con mayores posibilidades de curación y menores secuelas de la enfermedad o del tratamiento.
Una cadena de cuidados se activa cuando un paciente con cáncer es observado por un profesional hasta que sean realizados el diagnóstico y el tratamiento efectivo de la enfermedad. La capacitación de los médicos de la red y de profesionales de salud de la familia es de fundamental importancia para el diagnóstico precoz del cáncer infantojuvenil. Hay necesidad de establecimiento de un flujo de referencias a los servicios de atención terciaria.
En el centro de tratamiento de cáncer, el paciente deberá recibir cuidado oncológico adecuado, iniciando con diagnóstico y estadiación correctos, y acceso a toda la terapia prescrita. La planificación del tratamiento oncológico debe ser individualizada, considerando las características de la enfermedad en cada paciente.
El trabajo realizado por equipos multidisciplinarios especializados en la atención al niño es un factor determinante para el éxito del tratamiento.
Otras ganancias son: la introducción precoz de los cuidados paliativos, que deben ser indicados al diagnóstico del cáncer infantojuvenil; la interacción de la bioética y ética aplicada para solucionar conflictos inherentes al tratamiento y sus vertientes; también como el seguimiento del niño a largo plazo, para pacientes con más de 5 años de control después del tratamiento.
Sin duda, los conocimientos obtenidos con estudios del tumor de Wilms, retinoblastoma y hepatoblastoma abrieron puertas para nuevos conceptos. Los adquiridos con estudios del neuroblastoma, la posibilidad de trasplante de médula en tumores sólidos, se suma a los avances tecnológicos. Este universo de la oncología pediátrica es un campo evolutivo y estimulante, que a todos los límites más allá del desarrollo técnico-asistencial permite la integración sistemática de la investigación básica, de laboratorio y clínica, obteniendo procedimientos que proporcionan y culminan un tratamiento más eficaz y seguro.
Los estudios clínicos en oncología pediátrica constituyen, por lo tanto, un factor fundamental para la mejora de los resultados del tratamiento. Como el número de casos de cáncer pediátrico es relativamente pequeño, es necesaria la participación en estudios clínicos cooperativos multiinstitucionales, lo que permite responder a las cuestiones científicas con mayor rapidez, permitiendo desarrollar nuevos tratamientos en tiempo más hábil. Buscamos no solo la curación, sino, también, la identificación de los tratamientos más eficaces, disminuyendo las secuelas y dando a los niños mayor posibilidad de reintegración social.
En los países en desarrollo, varios factores pueden aumentar el riesgo y las vulnerabilidades de los pacientes, interfiriendo con las posibilidades de curación. Consecuentemente, tan importante como el tratamiento oncológico son todas las medidas de soporte clínico, también como la ayuda psicosocial y económica, para promover la adherencia al tratamiento.
Me gustaría felicitar a la AERINCA por introducir temas pediátricos en este Tratado y, por consiguiente, difundir la oncología pediátrica, mejorando el diagnóstico y el tratamiento de los niños y adolescentes con cáncer.
Sima Esther Ferman
Jefe del Servicio de Pediatría Clínica del Instituto Nacional del Cáncer

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